“El cociente intelectual repercute tan sólo en el 20% del éxito laboral y profesional de las personas, sin embargo la inteligencia emocional lo hace en un 80%”
Wow, menuda frase, ¿no?
Los factores que determinarán el éxito de una persona no dependen únicamente de su coeficiente intelectual, sino también de sus aptitudes emocionales.
Entonces, si es así, ¿por qué a veces prestamos tan poca atención a nuestra parte más emocional?
Lo cierto es que todavía en muchas áreas del sistema educativo únicamente se pone en valor a un estudiante por su grado de cociente intelectual, sin prestar atención a la inteligencia emocional que pueda poseer.
Esto es importante y más aún en la adolescencia, puesto que en esta etapa de la vida es cuando más emociones se experimentan en la personalidad.
Así que, si la adolescencia es el mejor momento para el aprendizaje emocional, es fundamental que incidamos en él y sepamos gestionar bien nuestros sentimientos, ya que seguramente esto nos acompañará a lo largo de toda la vida.
¿Pero exactamente de qué trata la inteligencia emocional?

En muchas ocasiones confundimos la inteligencia emocional con otros factores, así que es importante que sepas que existen 4 dimensiones básicas de la inteligencia emocional:
- Control emocional: Consiste en saber gestionar tus emociones (especialmente cuando te encuentras en situaciones conflictivas) en lugar de dejarte llevar por sentimientos más pasionales que, a la larga, puede que no te hagan ningún bien.
- Empatía: Es la habilidad de ponerte en el lugar de la otra persona, y lograr así entender lo que siente.
- Expresión emocional: Se trata de la forma en que muestras a los demás tus sentimientos.
- Reconocimiento de errores: Tiene mucho que ver con la madurez, ya que es la capacidad de reconocer que puedes equivocarte, y no pasa nada, siempre y cuando sepas aprovechar el aprendizaje.
Descubre 3 claves importantes sobre la inteligencia emocional en adolescentes

1. Los adolescentes con mayor nivel de testosterona activan más la zona del cerebro de la que dependen el autodominio y el control de las emociones.
Y esto es igual de válido para chicos que para chicas, y es que a través del incremento de los niveles de testosterona se puede:
– Reducir considerablemente el estrés y la ansiedad, uno de los problemas principales durante la adolescencia.
– Controlar de una manera más adecuada la dieta, limitando el consumo de azúcares y estableciendo unos buenos hábitos alimenticios.
– Tener unos buenos niveles de vitamina D, que podrás equilibrar realizando actividades al aire libre como salir a correr o dar paseos.
2. La ira bien canalizada es útil
Cuando hablamos de ira, seguramente lo que te venga a la cabeza sean conceptos negativos, ¿verdad?
Sale a relucir cuando te encuentras en situaciones que crees injustas, y durante la adolescencia es fácil verse envuelto en muchas de ellas.
Pues bien, es el momento de que dejes de ver la ira como algo negativo y comiences a utilizarla como fuente de motivación y energía, con el objetivo de resolver conflictos o tomar acción.
La clave será identificarla y gestionarla de forma productiva.
3. Más vida social y menos sedentarismo
Según varios estudios, existe una relación directa entre las habilidades sociales y la inteligencia emocional en los adolescentes.
Las habilidades emocionales y sociales te enriquecerán como persona y te harán tener una inteligencia emocional sólida.